Soy un delincuente… reincidente

Un blog permite licencias personales como ésta que hoy traigo a mi página y que quiero compartir con todos ustedes porque considero que es motivo de reflexión. Son casos reales vividos en primera persona que nos llevan a la inequívoca conclusión que SOY UN DELINCUENTE y además REINCIDENTE:

Hace unas semanas, un vecino importante me amenazó airadamente con denunciarme en Comisaría porque a su hijo adolescente le había llamado ‘gilipollas’. Admito mi delito, efectivamente llame gilipollas al adolescente porque hizo una gilipollez que acabó con mi hija pequeña en urgencias hospitalarias con un brazo roto. Realmente, ingenuo de mí, cuando el hombre importante subió a casa, pues pensé que lo hacía para preguntar por la pequeña y pedir disculpas…. lejos de eso, el señor importante apeló por diez veces a la Ley del Menor para decirme que la había incumplido por llamar a su hijo ‘gilipollas’ y que se iba a Comisaría a ponerme una denuncia. La verdad es que no le hice caso…. bastante ya tenía yo con marchar para el hospital con mi hija para atender las ‘gilipolleces’ del padre del hijo al que llame ‘gilipollas’…

Unas semanas más tarde, me voy con mi hijo mayor a ver un partido del Eurobasket y nos sentamos en uno de los fondos donde se encontraba la afición de Polonia que jugaba contra Italia. Delante de nosotros, un padre y una hija, ambos polacos, se preparaban para ver el partido y dentro de ese ritual previo al inicio del encuentro, colocaban una bandera polaca en uno de los fondos de la grada. En plena ceremonia de los himnos, dos adolescentes españoles….. ‘gilipollas’ ellos, arrancan la bandera polaca y salen corriendo por la grada. El señor polaco y su hija reaccionaron con tranquilidad, pero yo que ando un pelín ‘excitado’ cogí a uno de ellos y le dije que era un ‘giipollas’ que tuviera más respeto y dejara la bandera en su sitio. En esto llegó el señor polaco y lejos de recriminar nada al adolescente español ‘gilipollas’, solamente le pidió respeto y le regaló la bandera de su país.

La escena continuó por espacio de un par de minutos más, ya metidos en el primer cuarto, acudiendo al lugar donde estábamos el padre del adolescente ‘gilipollas’ que arrancó la bandera (que no tiene nada que ver con el vecino aludido antes). ¿Saben cuál fue la reacción del padre?: "Usted no tiene ningún derecho a decirle nada a mi hijo, menos aún ningún reproche.. soy abogado y sepa que está incumpliendo la Ley del Menor y que puedo presentarle una denuncia".

A la conclusión del encuentro, mi hijo y yo nos quedamos perplejos cuando vimos en una papelera la bandera ‘regalada’.

0 Comments

  1. La verdad, JL, que hay más de un ‘gilipollas’ por ahí suelto. Los adolescentes y los niños no tienen culpa del modelo de ética y valores que reciben de sus padres. Ahora que dices esto, mi padre dice siempre que «no hay respeto». En cierto modo, la ingenuidad y la inconsciencia de algunas personas es pasajera, pero un jovencito que se crea con un derecho

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  2. Los Gilipollas lo son, tengan la edad que tengan, eso también debería tenerse presente en la ley del menor. De todas formas, la próxima vez que vayas a enfadarte con un «chavalín» de estos, pregúntale primero si tiene algún familiar que sea abogado… jejeje.

    Hablando en serio, respeto hay cada vez menos, y la culpa, no es de los niños sólamente. Nos quejamos (hablo en plural para que nadie se sienta ofendido) de no poder controlar a nuestros hijos cuando no somos capaces de decirles de pequeños «eso no se hace», simplemente. Para ellos hacen.

    Piensa que tú tienes que aguantar una tontaría puntual de un niñato que no sabe comportarse, pero sus padres tendrán que aguantarlo toda la vida. Algún día, se darán cuenta. Aunque sea tarde.

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  3. La «demanditis» s’extén depressa: els metges es veuen obligats a practicar proves innecessàries per si de cas, el professorat és demandat per agafar-li el mòbil a un alumne… Estarem en el regne dels gilipollas?
    Excel·lent post, José Luis.

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  4. Que mundo estamos construyendo. Que pena de mundo. Ahora, ellos aunque no me den pena, si son dignos de lástima, pues esos hijos que estan construyendo, amparados y protegidos por sus padres, más incluso que por las mismas leyes, son los mismos que luego les agreden, les chulean el coche, les insultan en sus casas e incluso a ellos mismos, tiempo al tiempo, les amenazarán con la ley del menor. Con la propia ley que el abogado papá, utiliza.
    Jose, espero que María se recupere pronto. Un beso a Jose hijo, a Maria y a Isabel, de sus amigos de Albacete.
    La buena gente, no necesita leyes, solo amigos, que por este motivo, no les faltan.
    Un abrazo de la familia Garcia Alarcón
    http://eldelatiamaria.onoblogs.com

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  5. Lo peor de todo es que los gilipollas no saben que lo son, y continúan viviendo en su estúpida felicidad. Pobre de ellos si algún día lo descubren.

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  6. Cierto es que hoy los niños ya no son como antes y son unos animales con todas las letras, naturaleza que maman de sus papás que son peor que los hijos, y tú ya lo has experimentado, una no, DOS veces. Pero está claro que ni arrancar una bandera que no es tuya está bien, ni que un mayor con la formación que tiene quien escribe el post llame gilipollas al niño. En alguien tiene q

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  7. Muy bueno tu artículo, sí señor. Pero voy un poco más allá. El autor de esa ley fue como sabes el señor Belloc (ministro bicéfalo en tiempos de Felipe), hoy alcalde de Zaragoza. (Su padre, Gobernador civil de Zaragoza en tiempos de Franco. Vamos el que más mandaba. Niños con todos los privilegios en tiempos de dictadura). La misma ley que dejó en la calle a los asesinos de Sandra Paloc, ultrajada, atropellada y quemada viva antes de morir. La pregunta no es lo que haríamos con ese tipo de delincuentes, sino, ¿Qué harías tú con el asesino de tu hija? No podemos opinar hasta que no nos sucede en nuestras propias carnes. Miramos hacía atrás y nos olvidamos, ese es el problema. Tu vecino opinaría de forma muy diferente, si el brazo roto fuese el de su hija si la tiene. Si tú no la puedes llevar al campus, es tu problema. Hace años, tu padre o el mío, por ello te daba un pescozón como mínimo y delante del agredido para tu humillación. Ahora el niño se envalentona y se cree con patente de corso para hacer lo que quiera. Según le llaman ahora, es el síndrome del PRINCIPE.
    Moraleja, sembramos vientos y recogemos tempestades.
    MAC

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  8. Hola Jose, he leido tu comentario, es muy fuerte. ¿Qué tal el brazo de tu hija?
    En Polonia pasa lo mismo.Un gilipollas le asusto a Mateusz. Imaginate que un adolescente se puso una mascara horrible y se escondio en el cementerio para asustar a los ninos. Cuando Milosz ze acerco y le dijo algo, de repente salio el padre de aquel chico diciendo que no hacia nada mal… que era solo un juego…Aunque eso sucedio hace un mes, Mateusz sigue recordandolo en varias ocasiones…
    Desgraciadamente les falta educacion a los padres…
    un saludo
    Malgosia

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