Tremendo lo de estas últimas semanas. Resulta que ahora nos asombramos de que un partido presione a los periodistas. O en Madrid hasta ahora vivían en un mundo paralelo o no me lo explico.
Seamos sinceros. Todos los que hemos trabajado en medios de comunicación hemos sufrido presiones, más o menos directas, más o menos claras. Uno, que no es nadie, ha recibido llamadas de jefas de gabinete más o menos amenazantes y gritonas porque a su jefe:
siempre lo recortáis en las fotos
y de algún alcalde del Partido Popular, ahora senador, diciéndome que no le gustaban mis titulares. Hasta algún director me ha llamado a su despacho después de que un partido político ganara unas elecciones para advertirme algo así como:
ahora ya sabes lo que toca.
Y lo que tocaba era hacerle la pelota al ganador de turno porque era el que iba a manejar el caldero mágico de donde salía la pasta. Porque esa es otra, la pasta, la pasta que gestionan las administraciones públicas y que también sirve para presionar, premiar o castigar a los medios según lo simpáticos que sean y lo bien que se porten con el dueño del caldero mágico de turno que compra suscripciones, páginas de publicidad, cuñas de radio, espacio en la web o patrocina algún sarao del medio. ¿O no es cierto?
Les voy a revelar una cosa, la mayoría de los periodistas no somos superhéroes y comemos todos los días, hasta de vez en cuando nos tenemos que comprar un par de pantalones y unas zapatillas para acudir, más o menos decentes, a las convocatorias que organizan quienes nos presionan.
De hecho, uno, que no es nadie, ha trabajado en algún medio de algún editor-emprendedor cuyas nóminas salían directamente de las administraciones, vía ayuntamientos, diputaciones y gobierno regional, vamos que menos por los derechos laborales, muy mermados en nuestro caso y los sueldos, bastante inferiores, a los de la plantilla se nos podía llamar funcionarios porque nos pagaban los mismos.
Lo de recortar al jefe en las fotos era mentira, pero en esto del periodismo ya se sabe, si eres político o trabajas para uno siempre, siempre harás una lectura interesada y verás fantasmas, aunque no los haya, cuando te publican alguna información. Que levante la mano el que, alguna vez, no haya publicado un anuncio publicitario disfrazado de información seria y rigurosa, lo que ahora se llama branded content y haya pensado:
vaya mierda estoy haciendo.
Porque no son solo los partido políticos los que presionan, también lo hacen las empresas que se dejan su dinerito. Si te sacan una información sin foto malo, si la sitúan es lugar poco visible peor, si el periodista no recoge literalmente lo que has dicho es porque está en tu contra y si lo hace pero olvida alguna frase que querías que saliera es que es un vendido o tienen fijación con tu partido.
Que los políticos presionan a los periodistas no es nuevo. Y que el portavoz en el Congreso del Partido Popular, partido experto en manipular medios, salga acusando a los de Podemos es de una vergüenza rayana en la indignidad, porque si hay un partido especialista en premiar a medios peloteros y castigar a quienes no se pliegan a sus intereses es el suyo.
Lo peor de la denuncia de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) es que quienes dicen haber sufrido las presiones no dan la cara. Hasta ese punto de miedo ha llegado la profesión, y que conste que los entiendo. Bueno, eso y que haya periodistas que esperen que pase una desgracia para que las audiencias salgan de las redes sociales y vuelvan a los medios serios, cosa que uno ve difícil dada la actual situación del panorama mediático español.

Victoria Prego, presidenta de la APM.