La necesaria obra del sociólogo y pensador polaco, Zygmunt Bauman, recientemente fallecido, está vertebrada por un concepto central de su creación intelectual que él denomina: Modernidad Líquida. Se trata de una construcción doctrinal magistral, porque ofrece la capacidad de diseccionar la realidad social, política, económica y cultural, con la misma precisión con que un forense determina las causas no detectadas a primera vista, de la defunción de una persona.
La diferencia fundamental entre la ciencia forense actual, y los desarrollos doctrinales del sociólogo polaco, es que el objeto de estudio de los médicos forenses suelen ser difuntos, mientras que Bauman, disecciona las causas primarias de un agotamiento crónico del Estado Social y Democrático de Derecho y de la Cohesión Social Europea. Ambos hitos constituyen un logro civilizatorio sin precedentes en la historia de la humanidad. Sin embargo, un proceso paulatino de agotamiento y erosión producido por la globalización desbocada, desencadenada tras el derrumbe del telón de acero; los cambios demográficos y tecnológicos; el individualismo teledirigido y digital; y la agresividad de los populismos emergentes, entre los que sobresale el Populismo de Estado, confirman un presente traumático y auguran un porvenir que puede definirse como un regreso a la oscuridad pre-ilustrada, con nuevas formas de autoritarismo y darwinismo social.

Trump como paradigma del Populismo de Estado. | Víctor Solís en Nexos
El Populismo de Estado está paulatinamente alcanzando espacios de gobernabilidad estatal como atestiguan el Brexit Británico, la Administración Trump, los gobiernos húngaro y polaco, y el incremento del peso electoral significativo en otros países europeos como es el caso de Marie Le Pen, en Francia, o Geert Wilders en Holanda, entre otros.
Generar un diagnóstico que descifre las causas y factores de incidencia que dan origen y contribuyen a la expansión del Populismo de Estado aplicando la perspectiva analítica baumaniana de la Modernidad Líquida, exige el requisito metodológico de huir de la tentación de abordar las excentricidades escénicas, siempre exacerbadas, incluso histriónicas de los líderes populistas, permanentemente difundidas por los medios de comunicación, sobre todo, los televisivos, radiofónicos y en las redes sociales. Mucha tinta y teclado han corrido en este tipo de tratamientos, cuyas dimensiones simbólicas, de significado y capacidad de alcance comunicativo efectivo, resultan alarmantes y escandalosas no sólo por estética, sino y sobre todo por las repercusiones sociales y políticas. Por la razón esgrimida, este análisis se centra en los factores menos detectados o difundidos, que hacen posible el nacimiento, expansión e incursión gubernamental del Populismo de Estado.

Zygmunt Bauman. Filósofo y pensador polaco.
La sociedad líquida baumaniana es un escenario que reúne todas las condiciones objetivas y subjetivas necesarias para el surgimiento del Populismo de Estado. Se trata de un terreno cuya fertilidad es óptima para la expansión del populismo en sus aparentemente novedosas modalidades contemporáneas. La precariedad existencial, experimentada o percibida socialmente en el presente; la certidumbre de un provenir carente de perspectivas para los jóvenes y el temor de los futuros jubilados derivado de la insostenibilidad financiera de los sistema públicos de pensiones; los cambios vertiginosos tecnológicos que imponen una reorganización, casi siempre traumática a corto plazo, del sistema político y social; el conflicto geopolítico y su incidencia en los flujos migratorios descontrolados, e inadecuadamente gestionado, dado que es la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
Todo ello, constituye un humus fecundo para el auge del Populismo de Estado, al cual han contribuido generosamente los intentos de gobernanza fallidos o parcialmente efectivos de esta crisis multidimensional, llevados a cabo por las Organizaciones Internacionales, y en nuestro caso, por la Unión Europea, y los gobiernos de sus Estados Miembros. Según Bauman, todas las medidas emprendidas en nombre del rescate de la economía se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres. El sociólogo polaco sentencia:
Ahora nadie cree que el gobierno puede hacer nada
Bauman incide en el reparto de los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a la jerarquía de clases.
En este contexto, la incapacidad de la política es manifiesta ante el imperio de la globalización financiera y económica que socava irremediablemente el concepto de ciudadanía acuñado por Marshall. Esta ciudadanía dotada de la vertiente material de los derechos fundamentales, traducida en primera instancia por el Estado del Bienestar, y de modo subsidiario por la Cohesión Social Europea, muestra signos de agotamiento considerable, cuyas consecuencias son la pérdida de credibilidad, descrédito social, desapego al sistema, pérdida de referentes tradicionales, abstención en los asuntos ciudadanos y comunitarios.
Todos los factores de incidencia convergen en una tendencia social emergente de enclaustramiento en un individualismo darwinista. La figura del consumidor es más importante, o sustituye a la condición de ciudadano y miembro de la comunidad. Este ciudadano líquido, o post-ciudadano, es hiper-individualista y está predispuesto a pagar el tributo de restricciones injustificadas o desproporcionadas de los Derechos Fundamentales y Libertades Públicas, a cambio de mayores cuotas de percepción de seguridad. En el ámbito privado, el ciudadano líquido o post-ciudadano practica una interrelación social con sus semejantes, regida por patrones de utilidad y consumo. La necesidad humana permanente de relación con el otro, se sustituye por la utilidad transitoria que pueda prestar. El otro se convierte en objeto de consumo, y con ello se deshumanizan las relaciones sociales.
Sociedad Líquida y el ciudadano líquido son respectivamente, el escenario y el potencial cliente del Populismo de Estado. Para Bauman, la cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir, y ello es rentabilizado por el populismo.
[…] mensajes en campaña han sido demoledores, populismo de Estado, apelando a las emociones más bajas del ser humano y a la más poderosa, el miedo. Eslóganes […]