En la frontera de México con los Estados Unidos, encontramos historias diarias que son el resultado del Neoliberalismo más salvaje que actualmente azota a todo el planeta. La sociedad vive una epidemia de individualismo. A este ritmo, en un futuro no muy lejano, los derechos sociales quedarán como algo anecdótico. Las nuevas generaciones no imaginarán que hubo un tiempo donde la solidaridad hizo posible el Estado del Bienestar. Aquí, en México, ya está ocurriendo.
La normalización de hechos como que los ancianos tengan que trabajar para sobrevivir, se llega a ver por ciertas personas como una oportunidad «para que no estén encerrados en casa». Pero no es lo mismo trabajar para comer, que motivado por el aburrimiento. Si un anciano recibe una pensión con la que apenas vive y en algunos casos sólo tienen una ayuda de 1000 pesos (50€) cada dos meses, no embolsa la comida en las cajas de los supermercados por entretenerse, es por necesidad.
No salgo de mi asombro cuando veo ancianos de más de setenta años que pasan 4 horas de pie en el supermercado, venden rosas en los bares, periódicos o dulces en los semáforos… ¿Qué está fallando? pienso. No es justo el esfuerzo que deben hacer, arrastrándose con su muleta, para cubrir al menos sus necesidades básicas, las que no les proporciona el sistema.
No todo está perdido, todavía hay historias solidarias como la del Sr. Fidencio Sánchez (89 años), que se ha viralizado mundialmente gracias a una campaña de crowdfunding, con la que ha conseguido 384.000 dólares para su retiro junto a su esposa. Pero la cuestión es que el sistema debe dar soluciones a todos los ciudadanos, porque hay muchos casos como el del Sr. Fidencio que no saldrán nunca a la luz pública.
Sólo puedo pensar en las pensiones, en la cobertura por desempleo, en la sanidad y educación públicas, en nuestras infraestructuras, etc. Pienso en lo valiosos que son y como en Europa, intentan desprestigiarlos y quitarles su valor, de este modo la población no querrá invertir en ellos. Nos hacemos más individualistas y llegará un día en el que, como aquí o en EE.UU., veamos normal que nuestros mayores sigan trabajando hasta que mueran. Algunos podrán pensar que esas personas no tienen derecho porque no cumplen los requisitos, pero del mismo modo, me sorprende la impasibilidad ante un hecho que ya es cotidiano. El peligro reside en inmunizarrnos sin ser conscientes de nuestra pérdida de valores como sociedad.

Fidencio Sánchez, el paletero de Chicago. Foto: Joel Cervantes Macias
Es curioso ver como estos patrones neoliberales están cada vez más arraigados en todo el Mundo. En la última conferencia del expresidente de Uruguay, Pepe Mújica, en Tijuana, remarcó la importancia de la Cultura en este proceso de individualismo severo que sufre la humanidad. Es la Cultura capitalista y consumista la que nos ha traído a este punto, pues promueve el esfuerzo y éxito personal para estar por encima unos de otros, en lugar de fomentar la solidaridad o la conciencia social. Para Mújica, no hay otra forma de combatirlo que con la contracultura, «sembrando, despertando conciencias, aunque mientras lo hagamos sepamos que muchas no germinarán». El individualismo se contrarresta «cambiando uno mismo, viviendo como se piensa no pensando como se quiere vivir, con hechos que sean fieles a nuestros valores, influyendo en nuestro entorno. Porque al final el mayor legado que podemos dejar al morir es aportar algo al conjunto de la sociedad, a la civilización humana, esa que nos da todo sólo por nacer: desde el que inventó la rueda hasta la ciencia molecular».
Todavía podemos decir que hay diferencias entre los valores que forjaron Europa y los principios neoliberales que dominan en EE.UU. Tenemos un Estado del Bienestar, aunque intenten dinamitarlo. Actualmente en España, no vemos a personas mayores trabajando para comer, pero las pensiones están en riesgo debido al saqueo del Fondo de Reserva realizadas por el PP de Rajoy durante su legislatura, todavía los enfermos acceden a la sanidad pública, al contrario que en México donde por ejemplo, las esperas a tratamientos como la quimioterápia son tan largas que los ciudadanos empiezan el tratamiento por privado (8 mil euros por 25 sesiones) y en Alemania, cada vez son más los jubilados que necesitan un ‘mini job’ para completar su pensión. Caminamos hacia ese mismo horizonte: la normalización de la pérdida de derechos, en definitiva, hacia una sociedad peor.
Sólo pienso en lo excluyente que es el sistema que quieren imponernos, que injusto e individualista. La sociedad se deshumaniza por momentos e impera el sálvese quien pueda. No creo que esa actitud nos lleve a ningún lado, pues el ser humano es un animal sociable, que avanza con el apoyo de su comunidad, que se enriquece junto a otros, es civilización.
Como dice el proverbio chino: «si caminas sólo llegarás más rápido, pero si caminas acompañado llegarás más lejos» por eso yo seguiré el consejo de Mújica y seguiré sembrando siempre que pueda porque creo en una sociedad siempre mejor.