¿Quién dijo que Felipe González era un ‘jarrón chino’? El ex-presidente acabará su carrera política con una sombra más, la de quien instigó, desde su cortijo andaluz, un ‘golpe’ en su propio partido para mantener a Rajoy en un Gobierno amable para los mercados que él representa.
Ya se lo decía ‘Garganta Profunda’ a Carl Bernstein cuando investigaba la corrupción de Nixon en el Watergate, «sigue el dinero, sigue el dinero». En toda esta crisis del PSOE también hay que seguir el dinero, el dinero del IBEX 35, el que marca las políticas y a los políticos patrios. Felipe González, aquel que renunció al marxismo (visto lo visto, no nos vendría mal recuperar algo de aquello), aquel que engañó a sus compatriotas para meterlos con argucias de trilero en la OTAN, aquel que presidió Gobiernos marcados por el terrorismo de Estado de los GAL, junto a otras figuras siniestras como Corcuera, ese Felipe González no es un ‘jarrón chino’ y el Felipismo sigue vivo, muy vivo y activo en territorios como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha. La sombra de Felipe González, José Antonio Griñán, Manuel Chaves, José Bono o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se proyecta sobre Susana Díaz, Emiliano García Page o Guillermo Fernández Vara, entre otros. Lo que no termino de entender es porque esa sombra es tan alargada que llega hasta el Mediterráneo y cubre al presidente de la Comunidad Valenciana. Ximo Puig Gobierna con Compromís y con el apoyo tácito de Podemos en este territorio, el ejemplo del ‘Gobierno a la Valenciana’ ha sido muy recurrente hasta ahora, por eso llama la atención su postura e incluso en el propio PSPV se ha criticado la poco explicable estrategia de Puig.
La ignominia proyectada sobre Pedro Sánchez, orquestada desde Andalucía por Susana Díaz, la más fiel heredera del Felipismo, ha llegado a su más alta ruindad al utilizar al fallecido Pedro Zerolo o a los imputados por corrupción José Gómez Besteiro y Javier Abreu (que causaron baja en la Ejecutiva Federal del partido por este motivo) para cuadrar unas cuentas miserables: 17+3 (un fallecido y dos imputados) frente a los 18 que respaldan a Sánchez.
Sigue el dinero… sigue el dinero. Tras el 20D y 26J, Felipe González lideró la corriente de opinión ‘publicada’, fundamentalmente a través de su amigo Juan Luis Cebrián en el Grupo Prisa (El País y la SER), consistente en difundir con entusiasmo la opción de la ‘abstención patriótica’ junto a Ciudadanos que permitiera o una gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos o un gobierno en minoría de Rajoy. El dinero quería y quiere una de esas opciones y Felipe González hoy representa los intereses del dinero y le importa el ‘pedo de un violinista’ (homenaje al gran Frank McCoourt) la militancia socialista. Los intereses económicos que representa Felipe González harían palmas con las orejas con gobiernos autonómicos ‘amables’ en Madrid, Andalucía y quizás pronto en Castilla-La Mancha, Extramadura o Comunidad Valenciana y, por supuesto, en el Gobierno del Estado.
También le importa a Felipe el ‘pedo de un violinista’ la deriva ideológica del partido. «No deja de perder elecciones Pedro Sánchez», dicen los críticos. Y es aquí donde habría que recordar a todas estas ‘momias’, lo primero que su tiempo pasó, y lo segundo que Podemos les ha comido la tostada elección tras elección por esa deriva ideológica, porque el PSOE ha ido olvidándose de los principios básicos de la socialdemocracia para emprender desde hace ya unos cuantos años un peligroso viaje hacia el neoliberalismo que ya exploró con éxito el Partido Popular y también Ciudadanos. Miles de votantes socialistas han encontrado acomodo ideológico en Unidos Podemos y será difícil que Susana Díez les motive para volver a las siglas del PSOE. Pero también en un largo viaje que va mucho más allá de Pedro Sánchez, los socialistas fueron dejando de ser el partido vertebrador de España, asumiendo el discurso más reaccionario de los Vara y compañía que les ha llevado a convertirse en residuales en Cataluña, Euskadi y Galicia.
El 28 de septiembre de 2016 se recordará como una de las páginas más oscuras de un partido centenario, absolutamente necesario para la maltrecha democracia española. El 28S será el día de la ignominia socialista o el ‘golpe’ del Felipismo.