La profesión periodística está cambiando en España. Se está produciendo una transformación visible en la aparición de proyectos periodísticos de enorme potencial que se basan en el talento de los profesionales que los promueven y en la innovación.
Cambian los modelos de negocio que empiezan a ser independientes de los poderes fácticos, cambian las mentalidades, cambian los perfiles profesionales y la formación, se trabaja por y desde la transparencia, se invierte en tecnología y en recursos humanos adecuados a los tiempos, se coloca al ciudadano en el centro del proceso comunicacional y de control de los nuevos medios, hay una conciencia en recuperar el periodismo como servicio público, renovando ese contrato social de hacer un periodismo riguroso, basado en fuentes, trabajado a fuego lento, con historias llenas de poso y bien documentadas. Hoy, frente al ruido, están sucediendo cosas ‘mágicas’ en la profesión, otras tremendas, también es verdad. Aunque algunos no se hayan dado cuenta, la profesión periodística, el ecosistema mediático se está transformando en España y lo está haciendo a velocidad de vértigo.
Y mientras todo ésto pasa, sigue pendiente la transformación de la propia organización de la profesión, su adaptación a los nuevos tiempos. ¿Regulación, autoregulación, desregulación?, ¿hacia dónde vamos?, ¿qué queremos? En base a un liberalismo mal entendido, y a una malintencionada y cínica interpretación de la objetividad (unos grandes almacenes patrocinan los informes anuales de la profesión periodística en España), se ha extendido la teoría que cualquier atisbo de regulación es una grave injerencia en la libertad de expresión, no siéndolo en cambio el control institucional o financiero que soportan la mayoría de medios tradicionales, públicos o privados. Se apela a una supuesta autoregulación que realmente no se produce, con lo cual, estamos de facto en un escenario de desregulación absoluta propiciado por la precarización del empleo, fruto de una Reforma Laboral que ha dinamitado las relaciones laborales. Los errores de los propios sindicatos, graves y continuados a lo largo de los años, como las sistemáticas campañas de desprestigio del sindicalismo, contribuyeron a crear esa tormenta perfecta y el asalto a los cielos de los defensores a ultranza de la desregulación. Y en esas estamos, en un momento de transformación, innovando, intentando retomar el control del negocio periodístico, aunque sea a pequeña escala, pero con la tremenda amenaza de la precariedad y de la indignidad laboral. Y es aquí donde resultan evidentes las lagunas existentes (anacrónicas) en la organización de nuestra profesión en España, y la falta de respuesta a los grandes retos que tenemos que fundamentalmente tienen connotaciones laborales y sociales.
Oportunidades y retos en la Comunidad Valenciana
En los últimos meses, desde las Cortes Valencianas se propiciaba la elaboración del informe de la CECUV (Comissió d’Experts en Comunicació de las Universitats Valencianes) que sienta las bases para la renovación del espacio comunicativo valenciano y la restitución del servicio público de radio y televisión. Estamos ante una gran oportunidad/reto para devolver la dignidad y el prestigio a un ente público que una comunidad autónoma como la nuestra nunca debió ‘apagar’. Muchos y diversos colectivos vienen participando en este proceso y parece lógico que en 2016 se revierta la situación. Viene al caso el tema de la radio televisión pública valenciana como ejemplo de la oportunidad que representa su reapertura, y por la necesaria implicación y unidad de todos los actores del sector audiovisual valenciano a fin de lograr ese objetivo común. El informe citado apuesta por una televisión independiente, de calidad, innovadora que vertebre la Comunidad informativamente desde Morella a Pilar de la Horadada e implique en el proceso a actores comunicativos comarcales y locales.
Recientemente, se ha puesto en marcha la Asociación de Periodistas de Elche. Los promotores son, fundamentalmente, jóvenes periodistas con muchas inquietudes y con la necesidad de trabajar en pos de mejorar las condiciones laborales que tan negativamente les afectan. Con objetivos similares, la Asociación de Informadores de Elche ha renovado su directiva e iniciado una nueva e ilusionante etapa. Mientras a nivel provincial la APA sigue siendo la mayor asociación profesional en número y el referente de la FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa de España) en nuestra provincia. El mapa del asociacionismo se completa con la Unió de Periodistes Valencians, también miembro de FAPE y que mantiene su actividad en la provincia de Alicante. Quizás los nuevos retos de la profesión en la Comunidad Valenciana requieran un proyecto común de todos estos colectivos que se fije como prioridad la dignificación laboral de la profesión periodística, quizás sería recomendable aunar esfuerzos, mirar en la misma dirección, y buscar soluciones al modo catalán: colegio + sindicato. La cultura del pacto y la negociación ha llegado para quedarse en España y no estaría de más abrir un proceso de diálogo, en el que también se impliquen las universidades valencianas con estudios de Periodismo y/o Comunicación, un proceso de unidad de acción que pueda acabar a medio plazo en una propuesta de Ley de Colegio Profesional de Periodistas de la Comunidad Valenciana y que paralelamente refuerce el ‘alma sindical’ que en la situación actual las asociaciones profesionales deberían tener.