Saco tiempo, no sé de donde, para reencontrarme con Habermas y otros de la Escuela de Frankfurt que desarrollaron en la primera mitad del siglo XX, la Teoría Crítica. Aquella corriente de pensamiento se impulsó en momentos convulsos, como los actuales. La principal denuncia de la Teoría Crítica se centraba en las implicaciones institucionales y mercantilistas del positivismo, del materialismo vulgar que asimilaba y permitía las exigencias propias y derivadas de la sociedad de consumo, sin prestar atención a los conflictos sociales. En el caso de Habermas destacó su trabajo por y para ‘democratizar’ el concepto de opinión pública, haciendo una lúcida distinción entre opinión pública manipulada y opinión pública crítica. La subida a los cielos y bajada a los infiernos de los neocons que también podríamos catalogar como neoiluministas (apelando a conceptos de la corriente de pensamiento aludida) y el uso bastardo que éstos vienen haciendo de los mass media, hacen absolutamente vigentes los postulados y críticas de Habermas y la Escuela de Frankfurt respecto a las grietas que presentaba y presenta el decadente sistema capitalista.