La tormenta perfecta para el neoliberalismo

Tras la primera victoria de Obama en las Presidenciales de los Estados Unidos, tuve la oportunidad de entrevistar a Jerry Meek, presidente del Partido Demócrata de Carolina del Norte. Los demócratas no controlaban este estado, tradicionalmente conservador, desde la época de Jimmy Carter. El vendaval Obama y la buena campaña diseñada en Carolina del Norte llevaron a Meek a ganar las presidenciales y también la gobernación del Estado. Todo un hito. De aquel encuentro de más de dos horas, retengo tres titulares: Meek me citó en su despacho en un rascacielos del ‘downtown’ de Raleigh a las 8,30 de la mañana, solamente habían pasado unas horas de la noche del triunfo, las celebraciones, etc. No había tiempo que perder. Entre otras cuestiones y con mentalidad española, le pregunté si aquel triunfo histórico lo elevaría a la política federal en Washington D.C., y tan campante me dijo que él ya había cumplido con su objetivo político que se sentía satisfecho con el servicio público que había prestado a su comunidad y que un par de meses después tenía previsto (como así fue) dejar la política activa para dedicarse a su despacho de abogados. Pero traigo a colación este encuentro por el tercer titular que me dejó aquella muy interesante conversación con Meek, realizada gracias al soporte de mi colega de NCSU, Jordi Marí. Textualmente me dijo Jerry Meek:

“la Administración Obama trabajará por acercarse a los parámetros de calidad de la sanidad pública europea”.

Hablamos mucho, muchísimo, sobre sanidad pública, sobre los déficits norteamericanos en esta materia, y me explicó que había tenido la ocasión de venir en dos ocasiones a España para ahondar en el desarrollo de nuestro sistema público de salud.

Tras más de cuatro años de presidencia y una reelección, nadie puede negar a Obama el meritorio desarrollo, en un país tan singular como Estados Unidos, de políticas públicas sociales que se han combinado acertadamente con políticas de estímulo del crecimiento no fundamentadas en recortes sociales. Curiosamente, ese viaje es el ideológicamente inverso al que los neoliberales españoles han emprendido con frenesí en nuestro país y que están propiciando interesadamente el desmantelamiento de lo público. Siguiendo con la comparativa norteamericana, nuestros neoliberales estarían aplicando políticas claramente en sintonía con administraciones ultraconservadoras como la de Bush (hijo).

La crisis es la excusa, la tormenta perfecta para profundizar en el neoliberalismo más salvaje. Detrás de los recortes hay ideología pura y dura. Castilla-La Mancha es un fantástico banco de pruebas, con una presidenta a tiempo parcial que igual te promociona el queso manchego que cercena la educación pública, la sanidad pública y los servicios sociales más básicos sin temblarle el pulso. Cospedal, como Esperanza Aguirre, son el paradigma de esta ideología que está alterando groseramente nuestras vidas. La ecuación es sencilla. Frente a la socialdemocracia, fundamentada en la cohesión social y el desarrollo de políticas sociales, frente a eso está el neoliberalismo que destroza el principio de cohesión social, dilapida el sistema público y genera más diferencias entre ricos y pobres, eliminando el papel dinamizador y vertebrador de las clases medias que se están empobreciendo a velocidad de vértigo. Pura ideología que se ha beneficiado de la crisis económica y del triste papel jugado por gobiernos supuestamente socialdemócratas en España y en comunidades autónomas como la castellanomanchega. Evidentemente, además de la crisis, la involución ideológica del ‘bonismo’ y sus derivadas, y las formas de hacer política de los socialistas en Castilla-La Mancha en los últimos años, generándose redes de clientelismo, corruptelas, tráfico de influencia y un infumable populismo, pusieron en bandeja la llegada en tromba del neoliberalismo.

Ahora, los ciudadanos podemos manifestarnos, a pesar de la criminalización de las protestas, podemos utilizar las redes sociales para mostrar nuestra disconformidad con lo que está pasando, podemos agruparnos y generar movimientos ciudadanos dinámicos que mantengan el pulso en la calle, pero realmente nuestra fuerza estará dentro de un par de años cuando volvamos a las urnas y seamos capaces todos de ejercer nuestro derecho al voto con la máxima responsabilidad y sentido crítico. Como ya está ocurriendo en la Comunidad Valenciana, con la frescura y fuerza de Compromís (Monica Oltra), Castilla-La Mancha necesita más color en su parlamento, necesita salir del agujero del bipartidismo y que otras opciones como Izquierda Unida, UPyD u otros movimientos ciudadanos, pese a la tramposa Ley Electoral, irrumpan en la política castellanomanchega para acabar definitivamente con las mayorías absolutas del PP-PSOE que tanto daño han hecho y están haciendo a este territorio.

(artículo publicado en la edición impresa del diario La Verdad de Albacete el 28 de diciembre de 2012)

España, un país de locos, un país estúpido

Apoyo al juez Garzón

Escribo esta entrada tocado, bastante tocado… parafraseando a Unamuno solamente puedo decir que ¡me duele España! Me duele un país de locos, un país estúpido donde se retira de la carrera judicial a un juez por intentar investigar los crímenes del Franquismo y a instancias de una acusación particular liderada por los que fueron verdugos en aquel régimen. Muchos amigos extranjeros me escriben correos en estas últimas horas con la pregunta generalizada de: «¿qué está pasando en España?». No es un argumento simplista, es el fondo de todo el problema: en España la transición se cerró en falso y muchos franquistas copan a estas alturas cargos claves de esta democracia que tan poco les gusta e importa. Ellos y solo ellos son los cómplices de no permitir recuperar la memoria histórica e investigar las atrocidades del Franquismo.

Me duele España, un país estúpido donde un gobierno supuestamente socialista finiquita de un plumazo sus políticas sociales para endosar la responsabilidad de salir de una crisis generada por los mercados, por el capital, por un sistema financiero descontrolado, avaricioso y corrupto, para endosar dicha carga a las clases medias, a funcionarios mal pagados y nada motivados que son el principal soporte de la sanidad, la educación pública o la seguridad de este país. Un gobierno supuestamente socialista que siembra de dudas a los pensionistas que corta el grifo a la ayuda al desarrollo y que recorta drásticamente el estado del bienestar que tanto tiempo y esfuerzo ha costado cimentar.

Me duele España, un país estúpido capaz de llevar a la presidencia de una comunidad autonóma a un personaje tan nefasto y mediocre como Francisco Camps, ejemplo bien significativo de la política convertida en clientelismo, de la política sustentada en el tráfico de influencias y el cohecho, de la política populista y caudillista que desprecia la libertad de expresión y, en definitiva, desprecia al ‘otro’ y se jacta de ello.

Me duele España, un país estúpido, un país de cínicos e hipócritas, donde al frente del colectivo empresarial más importante del Estado sigue impertérrito el empresario con el mayor currículum de despropósitos posible. ¿Y qué decir de la Iglesia y del nacional-catolicismo español?, de nuestra supuesta laicidad, de los conciertos provenientes del Franquismo, de su jerarquía medieval, de sus desmanes, etc, etc, ¿qué decir?…

Yo también me declaro en rebeldía ante todo lo que está pasando…

TEXTO ÍNTEGRO DEL ACUERDO DEL CONSEJO DE MINISTROS

Zapatero pierde las próximas elecciones generales y el respaldo de la izquierda

¿Quién paga los excesos del capitalismo?

¿Quién paga los excesos del capitalismo?

Muchos post acumulados, demasiado trabajo, muy poco tiempo para asomarme a Eurogaceta y reflexionar sobre las cosas que me interesan e intuyo que interesan a quienes visitan este sitio. Dejo de lado asuntos pendientes relacionados con el periodismo, la Universidad, Polonia, Kapuscinski, seminarios, jornadas, etc; dejo de lado incluso al imputado Camps, para gritar en voz alta que ¡Zapatero se equivoca! Zapatero ha perdido hoy las elecciones  generales del año próximo porque ha perdido la confianza de miles, quizás millones, de votantes de izquierdas.

La crisis generada por los poderosos, por los bancos, no se puede apaciguar a costa de la Ley de la Dependencia, de la Ayuda al Desarrollo, de los pensionistas o de los funcionarios, un colectivo, éste último que en términos generales tiene salarios irrisorios en España. Hoy el presidente del Gobierno ha traicionado su principal activo electoral: la defensa de las políticas sociales y el estado del bienestar social, y se ha puesto en contra a sindicatos y votantes de izquierda. Rajoy, uno de los personajes más mediocres de la política española, uno de los políticos más pusilánimes y faltos de criterio, Rajoy, hoy, sin vestirse de corto ha ganado el partido que le puede llevar a La Moncloa.

Es el momento de una huelga general, es el momento de reafirmar esa máxima que incide en que a la izquierda del PSOE hacen falta formaciones políticas fuertes, serias, creíbles y que sirvan de freno a tanto desmán neoliberal.