Por una televisión pública independiente y de calidad

Este artículo compila algunas de las ideas principales de la tesis doctoral: “Pluralismo político en los programas informativos de Canal 9 y La 1 (TVE) durante las elecciones autonómicas y generales de 2011”, defendida por Carmen María López Rico, en la Universidad Miguel Hernández de Elche el pasado 20 de diciembre de 2012, con la máxima calificación de Apto Cum Laude.

¿Quiénes son los paganos de la crisis? Por desgracia, no quiénes la provocaron. ¿Quiénes son los paganos de los ERE que están teniendo lugar en entes públicos como RTVV o Telemadrid? Por desgracia, no quiénes llevaron a la ruina a estos medios de titularidad pública y a cientos de sus trabajadores. Quizás sea exagerado, hasta utópico, pensar que una empresa privada de comunicación puede ganar dinero ofreciendo en su parrilla televisiva productos de calidad que hagan un servicio público a su comunidad de telespectadores en ‘prime time’. Les recomendamos zambullirse en este debate necesario ‘enganchándose’ a la primera temporada de la serie norteamericana The Newsroom. El mismo debate debería estar superado si nos referimos a entes públicos. Debería darse por hecho que una televisión pública apuesta por la calidad, el pluralismo y el servicio público a su audiencia. En el caso de España, lamentablemente, ésto no es así.

Tomando como referencia los valores y directrices editoriales de la BBC, comprobamos que lo más cerca que se ha estado del ente británico en cuestiones claves como la independencia del poder político y el pluralismo informativo, ha sido durante la etapa de Fran Lorente al frente de los servicios informativos de RTVE. Evidentemente el estudio concienzudo de periodos electores (origen de este artículo) como la pre-campaña y campaña electoral de las Elecciones Generales de 2011 determinan que aun habiendo logrado unos estándares elevados de calidad, el horizonte de la BBC quedó lejos incluso para el propio Fran Lorente. De todos modos, la audiencia gratificó el esfuerzo de este periodista por apostar por unos servicios informativos generalmente creíbles, plurales, gobernados por profesionales y con un producto global final de calidad que obtuvo el reconocimiento internacional. El cambio de Gobierno hace poco más de un año nos retrotrajo al modelo de televisión pública como herramienta política de altavoz del poder, a costa de perder estándares de calidad, descapitalizando su plantilla, prescindiendo o dejando marchar a experimentados periodistas de enorme valía profesional. En solo unos meses, RTVE ha perdido el favor mayoritario de la audiencia.

Es absolutamente impensable que la línea editorial de la BBC, su independencia con respecto al Gobierno británico, el pluralismo de sus informativos, variara un ápice en función de quién fuera el inquilino de turno del nº10 de Downing Street. Detrás de esta filosofía hay una madurez democrática que todavía España no ha adquirido. Dicha madurez está directamente relacionada con la necesidad del ciudadano crítico de consumir información de calidad en los medios de referencia de titularidad pública.

Evidentemente si los estándares de calidad de la mejor etapa de RTVE aún quedan lejos del modelo propuesto, que decir de la mayoría de televisiones públicas autonómicas españolas. Estudios pegados a la cobertura de periodos electorales nos vienen a confirmar que eso del pluralismo e independencia es una auténtica entelequia y que casos como el de Canal 9 nos ratifican un modelo caduco fundamentado en la manipulación informativa y la propaganda. Las televisiones autonómicas se han convertido en ‘juguetes rotos’ al servicio de los gobernantes de turno. Algunos, como Esperanza Aguirre, Francisco Camps, José Bono, Manuel Chaves o Manuel Fraga han hecho un uso grosero de estos medios públicos durante muchos años.

La deriva de la gestión en Canal 9, con escándalos que incluso han llegado a los tribunales, ha quedado patente en prácticas poco recomendables como la programación de espacios de costes millonarios, encargados a productoras afines ideológicamente afincadas fuera de la Comunidad Valenciana que han permitido el desembarco semana tras semana de tertulianos estrella con ‘cachés’ de lujo para hablar exclusiva y sesgadamente de política nacional. Esta situación es totalmente contradictoria con el fin primero de las televisiones públicas autonómicas: el servicio público a la ciudadanía del territorio donde esté afincada. Una segunda variable descuidada por Canal 9 ha sido la eficiente divulgación de la lengua valenciana, cuestión ésta que también va implícita en el ADN de una televisión pública de una Comunidad Autónoma bilingüe: TV3-ETB-TVG. Sea como fuere, la mala gestión, no solamente de Canal 9 sino de la gran mayoría de las televisiones autonómicas, ha derivado en audiencias residuales y en una pérdida de la razón de ser con que surgieron estos entes públicos que tras los ERE parecen predestinados a un incierto horizonte de privatizaciones.

Artículo firmado conjuntamente por José Luis González y Carmen María López Rico y publicado en la edición impresa del Anuario 2012 de la Asociación de la Prensa de Alicante que se ha presentado la noche del 24 de enero de 2013 (San Francisco de Sales, patrón de los Periodistas) en el Casino de Alicante

Los ‘enterradores’ de Vocento negocian el cierre ‘eficiente’ de históricas delegaciones de La Verdad en Albacete y Elche

 

Primeras portadas de las delegaciones de La Verdad en Alicante y Albacete. Fechadas el 6 de octubre de 1963 y 24 de mayo de 1973

Primeras portadas de las delegaciones de La Verdad en Alicante y Albacete. Fechadas 6 de octubre de 1963 y 24 de mayo de 1973

Allá por el año 1973, la entonces Editorial Católica liderada por el rotativo Ya aprobaba el plan de expansión de uno de sus periódicos, el diario La Verdad, a la provincia de Albacete. Diez años antes, La Verdad ya había salido de Murcia para ‘conquistar’ la provincia vecina de Alicante (6 de octubre de 1963). Desde que el 2 de marzo de 1903 el Obispado de Murcia fundara La Verdad, no fue hasta finales de la década de los 60, principios de los 70 del siglo pasado, cuando se desarrolló una estrategia fundamentada en los aspectos comunes que desde un punto de vista socioeconómico unían a estos territorios del sureste español. Esta insólita aventura periodística parece que puede tocar a su fin. Dentro de muy poco La Verdad de Albacete cumpliría 40 años y La Verdad de Alicante el medio siglo, pero quizás no haya celebraciones porque en base al denominado Plan de Eficiencia de Vocento (que paradoja de nombre), las históricas delegaciones de Albacete y Alicante-Elche-Vega Baja pueden quedar finiquitadas o convertidas en meras corresponsalías.

Tuve la suerte, allá por los años 80, de aprender de magníficos profesores de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (mi ciudad de origen) y hacerme periodista gracias a magníficos profesionales en la redacción de La Verdad de Albacete (mi ciudad de adopción), primero en la sede de Tesifonte Gallego, a las órdenes del malogrado Pepe Sánchez de la Rosa y luego en la Plaza del Ayuntamiento. Soy afortunado por una cosa y por la otra, y por algunas más. Precisamente uno de mis mejores profesores de la Complu, José Antonio Martín Aguado (ex redactor jefe de Ya) sabedor de mi labor profesional en La Verdad me animó junto a mi colega Laura González, a realizar una tesis doctoral sobre mi propia empresa, una empresa llena de singularidades. El título de aquella tesis que se defendió en Madrid el 20 de diciembre de 1999 fue: ‘La Verdad: prensa del sureste, ejemplo de periódico interregional’. Quise definir el concepto prensa del sureste de una manera sencilla:

«Representada en La Verdad es un modelo original de prensa que cubre los intereses de tres provincias ubicadas en tres comunidades autónomas diferentes pero que tiene mucho en común histórica, cultural y sobretodo socioeconómicamente hablando»

Hoy puede morir ese concepto y con el un periodismo local que rozó la exquisitez y que se convirtió en referente. Paradojas del destino que Enrique Meneses y Pepe Sánchez de la Rosa nos dejen un frío 7 de enero de 2013, a la misma edad, y que solamente tres días después los ‘señores de negro’ desembarquen con sus ERE en las redacciones y apelando a un Plan de Eficiencia liquiden un negocio que en el caso de Albacete (el que más conozco) fue durante años un modelo de eficiencia (mejor que Pepe no haya visto ésto). Lo que no ha sido rentable durante los últimos años ha sido la gestión de Vocento que olvidó su razón de ser: hacer buenos periódicos regionales y se embarcó en aventuras multimedia ruinosas, tanto locales como nacionales. Quizás las inversiones millonarias se deberían haber realizado en los periódicos y sus ediciones online. Pero los fuegos de artificio pesaron más.

Malos tiempos para la lírica. Mi solidaridad con los compañeros ‘amenazados’ (el eslabón más débil) que pueden verse afectados por éste y otros ERE. Pero no desenfoquemos el problema. El periodismo no ha muerto, ni morirá, el buen periodismo es más necesario que nunca y los buenos periodistas son un bien público de indudable valor. Esta situación tiene culpables: empresas mal gestionadas por quienes ahora ejercen de ‘enterradores’ y que se aprovechan de un nuevo marco laboral absolutamente deleznable.

Sin periodistas no hay periodismo, sin periodismo no hay democracia (FAPE)