Ser presidente del Real Madrid o de otros grandes clubes de fútbol es una inversión de futuro para quien llega a ostentar ese cargo. Algo similar ocurre ahora con el ex presidente Aznar que labró unas excelentes relaciones con Rupert Murdoch durante su mandato que ahora le han catapultado al sillón catorce del Consejo de Administración de News Corporation. Su presencia en el órgano de toma de decisiones del conglomerado mediático más importante del mundo va mucho más allá de los más de 180.000 dólares anuales que percibirá en acciones y dinero. Formar parte de ese Consejo de Administración es formar parte del reducido grupo de ‘tiburones’ que tiene capacidad, por ejemplo, para quitar o poner presidentes en Estados Unidos o influir de manera decisiva en las políticas de la Casa Blanca y por defecto en las políticas de otros muchos países.
Con activos valorados en 55.000 millones de dólares e ingresos anuales que rondan los 25.000 millones dólares, News Corporation es el ejemplo más claro para explicar los males de la globalización mal entendida. Desde principios de los años 70, el imperio Murdoch es el paradigma del pernicioso modelo de concentración de medios, del triunfo de la comunicación sobre la información.
En las últimas elecciones presidenciales de 2004, tuve la oportunidad de seguir la campaña en Carolina del Norte. Kerry ganó todos los debates, Bush estaba contra las cuerdas, tocado por la guerra de Irak y muy bajo de popularidad. Muchos pensábamos que se iba a producir el cambio. Mi percepción dio un giro radical unos días antes de la votación, un sociólogo del Partido Demócrata me aseguró en una conversación privada que iban a perder…. ¿cómo es esto?, le pregunté y la respuesta fue tajante: "ellos tienen a Murdoch, ellos tienen la Fox".
Pragmático como él solo, ahora Murdoch está coqueteando (dándole dinero) a Hillary Clinton. Quizás suene apuesta arriesgada porque en el Partido Demócrata no tienen claro que el perfil de Hillary Clinton sea el idóneo para volver al poder, pero sea de una manera u otra, Murdoch ya compra voluntades de cara al hipotético escenario de una Hillary Clinton al frente de la Casa Blanca.
¿Dónde se mete Aznar?
Como decía al principio, Aznar ingresa en el mayor centro de poder del mundo. La amistad entre el ex Presidente y el magnate viene de lejos. Críticó hasta la médula el modelo de concentración de Prisa (un juguete de niños comprado con News Corporation) y seguramente acomplejado por los estrechos vínculos entre Felipe González y Polanco, Aznar se prometió ir más allá del modelo criticado. El fortalecimiento de las relaciones y el sello de futuras colaboraciones se gesta en el ya famoso bodorrio de su hija Ana, con Rupert Murdoch como invitado. Luego vino el inglés intensivo, sus apariciones esporádicas por Georgetown y ha sido ahora cuando se han culminado las aspiraciones del ex presidente español.
¿Qué es News Corporation?… básicamente es un imperio que tiene en la Fox y Star sus mejores herramientas de control de audiencias. ¿Cómo pudo ganar Bush dos elecciones si el New York Times, el Washington Post, el Boston Globe y Los Ángeles Times fueron enormemente críticos con su gestión?… las elites americanas consumen esos productos, pero la percepción del mundo y del país que tienen millones de norteamericanos se moldea diariamente a través de la Fox. ¿Dos américas?… claro que SÍ… dos américas, la América de la Fox y la otra, la que a mí particularmente me atrae.
Hay que tener en cuenta que Murdoch, en estos momentos, está tratando de introducirse en el mercado audiovisual hispano mediante la adquisición de Univision y otros medios de comunicación, los cuales van a necesitar de un leal capataz hispano-hablante que se los gestione.
Sin embargo Murdoch se equivoca esta vez y por una razón muy simple. Aznar cae muy mal en Latinoamérica. Caía muy mal cuando era presidente y cae incluso peor ahora que se está dedicando a realizar una cruzada en contra de la corriente progresista que invade al hemisferio sur del continente.
Se ha ganado a pulso el calificativo de «persona non grata» en varios países latinoamericanos. En el último episodio de desprecio hacia los sistemas democráticos de las naciones iberoamericanas, estuvo a punto de ser expulsado de México «por haberse inmiscuido en asuntos políticos que son propios y exclusivos de los mexicanos», durante la campaña electoral.
Ya se que estamos hablando de Murdoch, el magnate con un historial impecable de adquisiciones exitosas, pero esta vez se equivoca. Tiempo al tiempo. Tal vez los años no pasen en balde.
http://www.juicioaaznar.net/
Manifiesto contra la impunidad por la Guerra de Iraq
Durante la primera mitad del año 2003 los españoles se movilizaron como nunca lo habían hecho para detener una guerra injusta, ilegal y amparada en mentiras, como se ha demostrado posteriormente. Con el apoyo del Partido Popular, José María Aznar, que entonces era Presidente del Gobierno español, decidió asumir el protagonismo a favor de esta guerra, dando la espalda a lo que exigía la ciudadanía en las calles y en las encuestas. A mediados de marzo de aquel año, José María Aznar, Tony Blair y George W. Bush fueron acogidos por José Manuel Durão Barroso en las islas Azores, desde las que lanzaron un ultimátum a Iraq con un plazo de 24 horas, durante el cual el presidente del país debería dimitir y deberían entregarse unas armas de destrucción masiva que ni existían ni había indicio real alguno de su existencia, como los inspectores de Naciones Unidas apuntaron en alguna ocasión. Transcurrido dicho plazo, y si no se llevaban a cabo las imposiciones que señalaban, los reunidos anunciaban la invasión de Iraq. Culminada la ocupación militar el 1 de mayo de 2003, Iraq entró en una situación de caos, devastación y muerte en la que diversas guerras cruzadas han impedido a los ocupantes conseguir sus propósitos.
Al no contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, esta guerra fue ilegal y ninguna resolución posterior de dicho organismo puede borrar este hecho. Esto significa que, según el Derecho Internacional, los efectos de esta agresión son crímenes de guerra y los ejecutores e inductores de crímenes de guerra son criminales de guerra. La participación española en la misma se realizó sin la aprobación del Congreso de los Diputados de nuestro país. Esta participación sería disfrazada de ayuda internacional, tras proclamarse un falso fin de la guerra que aún hoy no se ha producido y enmascarando como ayuda humanitaria al pueblo iraquí aquello que realmente era ayuda a los militares invasores, aliados del gobierno español de aquel momento. Tal guerra sigue provocando decenas de muertes todos los días y no es posible desvincularla de las principales causas de los atentados terroristas de Madrid del 11 de marzo de 2004 ni de los de Londres de 7 de Julio de 2005. La cantidad de muertos generada por la Guerra de Iraq, calculada en 700.000, no para de crecer ni tiene visos de detenerse.
Cuatro años después del inicio de la guerra, disponemos de la perspectiva suficiente para entender que la actuación concreta de Aznar como Presidente del Gobierno español y del Partido Popular, protagonistas activos de aquella invasión, debe ser sometida a un examen penal que determine sus posibles responsabilidades penales y anuncie para el futuro que quienes colaboren en una guerra ilegal no resultarán impunes por el mero hecho de desempeñar un puesto de prominencia política. Entendemos que éstas son las verdaderas acciones preventivas en favor de los derechos humanos.
Por ello, solicitamos a los partidos políticos que se oponen a la guerra de Iraq y a los que no quieran seguir siendo cómplices de la misma que colaboren activamente en la exigencia de responsabilidades políticas, pero también judiciales de José María Aznar. Asimismo, esperamos de las instancias judiciales que apliquen el principio de igualdad ante la ley y no amparen la impunidad de quienes hayan violado la legalidad, estatal y/o internacional, por su especial relevancia política. También llamamos a la ciudadanía a asumir el protagonismo que se ganó en las movilizaciones contra la guerra, reclamando ahora la responsabilidad de quien no quiso escuchar entonces nuestras voces.
Madrid, 31 de mayo de 2007
Plataforma Juicio a Aznar